Tema: Abrazar el discipulado como tu nuevo estilo de vida.
Versículo clave: «El que afirma permanecer en él debe vivir como él vivió.» 1 Juan 2:6
Has recorrido un largo camino. A lo largo de las últimas seis lecciones, has dicho «sí» a seguir a Jesús, has aprendido a mantenerte conectado con Él diariamente, has abierto tu corazón a la transformación, has asumido el rol de miembro de la comunidad, te has involucrado en la formación de discípulos y has aceptado tu llamado a vivir con propósito. No es un camino fácil.
Pero el discipulado no termina aquí. Comienza aquí.
Jesús nunca quiso que el discipulado fuera un curso que completar ni una serie de casillas que marcar. Quería que se convirtiera en un nuevo ritmo de vida. Cuando dijo: «Síganme», no te estaba invitando a tomar una decisión puntual. Te estaba llamando a un camino de por vida, uno en el que te pareces más a Él a medida que avanzas. Piensa en todo lo que has aprendido:
• En la lección 1 , viste que el discipulado comienza con la entrega. No se trata de esforzarse más, sino de confiar más profundamente. Jesús quiere que lo sigas, no a la perfección, sino con fidelidad.
• En la lección 2 , descubriste que permanecer en Cristo es lo que impulsa la vida del discípulo. Tu mayor necesidad no es hacer más, sino mantenerte cerca de Él cada día.
• En la lección 3 aprendiste que la transformación ocurre a través de la obediencia. No solo aprendes la verdad, sino que la vives. Y cuando lo haces, Dios te transforma desde adentro hacia afuera.
• La lección 4 nos recordó que el discipulado no es una búsqueda individual. El crecimiento espiritual es más efectivo en el contexto de amistades espirituales, rendición de cuentas y comunidad.
• En la lección 5 , se les llamó a multiplicarse. Los discípulos hacen discípulos. Tienen algo valioso que compartir y están llamados a transmitirlo.
• Y, por último, la lección 6 les mostró que su vida forma parte de la misión global de Dios. No solo son salvados, sino que son enviados.
Ahora, unamos esas verdades.
El discipulado no se trata de llegar a la meta. Se trata de permanecer, obedecer, crecer, compartir y seguir adelante , una y otra vez. Es un ritmo. Algunos días te sentirás fuerte; otros, débil. Pero Jesús no te pidió que fueras perfecto. Te pidió que lo siguieras.
Si te quedas atrás, levántate. Si te desvías, regresa. Si te sientes indigno, recuerda esto: el mismo Jesús que llamó a pescadores quebrantados te llama a ti. Y camina a tu lado, incluso ahora.
Así que no consideres esta serie como una meta final. Deja que se convierta en tu base.
Que estos seis ritmos guíen tu comienzo de cada mañana, tus decisiones, tus relaciones y tu visión del mundo. Que resuenen en tu oración, tu capacidad de escuchar, tu servicio y tu liderazgo.
Esto es lo que significa vivir como discípulo: no a la perfección, sino con propósito;
no de vez en cuando, sino a diario;
no solo, sino con Jesús y con los demás.
Idea clave:
El discipulado no es una etapa de la vida, sino un estilo de vida . Si se practican a diario, estos seis
ritmos se convierten en el camino que te guiará durante toda la vida para caminar cerca de Jesús e influir en el mundo
que te rodea.
Escrituras para leer juntos:
1 Juan 2:6;
Mateo 7:24-27;
Filipenses 3:12-14;
Juan 15:5
; Mateo 28:18-20
Preguntas de reflexión:
1. ¿Cuál de las seis lecciones te impactó más y por qué?
2. ¿Qué ritmos de este viaje sientes que debes fortalecer?
3. ¿A quién sientes la necesidad de invitar a tu propio camino de discipulado?
Práctica espiritual: El ritmo de la reflexión:
Busca un lugar tranquilo y repasa las seis palabras clave:
Seguir. Permanecer. Obedecer. Conectar. Multiplicar. Ir.
Pregúntale a Dios: “¿En qué ritmo quieres que crezca ahora?”.
Escribe tu respuesta y un paso práctico para cada palabra.
Versículo para memorizar:
“El que afirma permanecer en él debe vivir como Jesús vivió.” 1 Juan 2:6
