Tema: Vivir con propósito como hacedor de discípulos.
Versículo clave: «Como el Padre me envió, así yo os envío.» Juan 20:21
El llamado a seguir a Jesús siempre termina con un llamado a ser enviado. Desde el momento en que comienzas a caminar con Él, formas parte de algo mucho más grande que tú mismo: el avance de su Reino. El cristianismo no es una huida del mundo, sino una misión en él. Jesús no nos salvó para mantenernos a salvo en una burbuja espiritual; nos salvó para que, a través de nosotros, otros llegaran a conocerlo.

Tras su resurrección, Jesús miró a los ojos de sus discípulos y les dijo: «Como el Padre me envió, así yo los envío a ustedes» (Juan 20:21). No se trataba de una despedida poética, sino de una misión personal. Jesús les decía: «Su vida ahora forma parte de mi misión».

Vivir como un enviado significa reconocerte como representante de Dios en tu hogar, tu trabajo, tu vecindario y dondequiera que Él te guíe. No significa que tengas que
estar en una esquina o cruzar el océano. Significa vivir cada día con la intención de servir al Reino de Dios. Ver a tus compañeros de trabajo no solo como colegas, sino como personas a las que Dios ama. Ver tu ciudad no solo como el lugar donde vives, sino como un campo misionero.

Vivir con propósito no requiere que renuncies a tu trabajo ni que te mudes al extranjero, a menos que Dios te llame a ello. La mayoría de las veces, significa hacer cosas cotidianas con un propósito extraordinario. Significa ofrecer oración por alguien que está pasando por una crisis, invitar a un vecino a cenar o escuchar con atención a alguien que se siente invisible. Significa caminar lo suficientemente despacio como para percibir dónde Dios ya está obrando.

La buena noticia es que no estás solo. Jesús promete su presencia y poder. En Hechos 1:8, dice: «Recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y seréis mis testigos…». El Espíritu Santo es tu guía, tu fortaleza y tu fuente de vida.

Ahora la pregunta es: ¿Vivirás como alguien enviado por Dios? El mismo Jesús que dijo: «Síganme», ahora dice: «Vayan conmigo». El discípulo se convierte en embajador. Tu vida, con todas sus imperfecciones, se convierte en un instrumento de la presencia de Dios en el mundo.

Ideas clave:
– Los discípulos no solo se salvan, sino que son enviados.
– La vida cotidiana es tu campo de misión.
– El Espíritu Santo te da el poder para vivir con valentía y propósito.
Escrituras para leer juntos:
Juan 20:21,
Hechos 1:8,
Isaías 6:8,
Mateo 5:14-16
Preguntas de reflexión:
1. ¿Qué cambiaría si te vieras a ti mismo como “enviado” por Dios?
2. ¿Dónde te ha puesto Dios ya para tu misión?
3. ¿Quién necesita escuchar tu historia o experimentar tu amor esta semana?
Práctica espiritual:
Ora como Isaías: «Aquí estoy, Señor. Envíame». Pídele al Espíritu Santo que te muestre un
lugar o una persona a quien te sientas llamado a vivir en misión esta semana.
Versículo para memorizar:
«Como el Padre me envió, así yo los envío». Juan 20:21

Luis Alberto Olivo removed this message